Por: Carlos Chen Arciniegas
Luna, tu que la abrazas con tu luz,
que la miras desde la altura,
susúrrale que aquí en la distancia, en soledad,
un corazón late de incertidumbre, de tristeza,
que mi alma melancólicamente transita hacia el dolor,
a donde no quiere llegar a penar en su desdicha.
Dile que el mar me habla de ella,
en las olas con su triste canción,
bañando en lágrimas las playas de mi nostalgia,
que el viento su nombre me repite,
pensamientos en aflicción desde la lejanía,
poesía sin versos en esta añoranza.
Cuéntale que en esta ausencia sin tiempo,
eternidad sin intervalos de fugacidad
hégira de aforismos sin retorno,
ser quebrantando las tormentas en su angustia,
vive la esperanza inmortal de estar a su lado,
de entregarle este infinito querer de eterna ternura,
que mora en lo profundo de mi alma por ella.
Cuéntale que soy su amigo.
que sin su amistad mi mundo esta vacio,
que el tiempo es eterno en este silencio,
donde calladamente late mi corazón en la esperanza,
de escuchar en mi ser la voz de sus palabras,
que iluminen esta melancólica soledad,
embelesando mi corazón y enterneciendo mi alma.
Luna, tu que la abrazas con tu luz,
que la miras desde la altura,
susúrrale que aquí en la distancia, en soledad,
un corazón late de incertidumbre, de tristeza,
que mi alma melancólicamente transita hacia el dolor,
a donde no quiere llegar a penar en su desdicha.
Dile que el mar me habla de ella,
en las olas con su triste canción,
bañando en lágrimas las playas de mi nostalgia,
que el viento su nombre me repite,
pensamientos en aflicción desde la lejanía,
poesía sin versos en esta añoranza.
Cuéntale que en esta ausencia sin tiempo,
eternidad sin intervalos de fugacidad
hégira de aforismos sin retorno,
ser quebrantando las tormentas en su angustia,
vive la esperanza inmortal de estar a su lado,
de entregarle este infinito querer de eterna ternura,
que mora en lo profundo de mi alma por ella.
Cuéntale que soy su amigo.
que sin su amistad mi mundo esta vacio,
que el tiempo es eterno en este silencio,
donde calladamente late mi corazón en la esperanza,
de escuchar en mi ser la voz de sus palabras,
que iluminen esta melancólica soledad,
embelesando mi corazón y enterneciendo mi alma.
(Del Libro Luna de Guarne)