Por: Carlos Chen Arciniegas
Duerme la luna en un cielo sin estrellas
sepulcral silencio se apodera de la oscura noche,
recorriendo el frío y solitario sendero al alma,
corazón entristecido en sus palpitar,
penitente espíritu en soledad.
En la lobreguez de una candileja de esperanza,
taciturno el ser rememora momentos de alegrías pasadas,
de exiguas melancolías, de ternuras infinitas,
carente de tristezas, llenos de alborozos.
Sombríos misterios de esta ininteligible soledad,
carcomiendo los sentimientos atesorados en el alma,
conmiseración del corazón afligido,
enrarecido espíritu por esta añoranza.
Solitaria noche sin ti, sin tus palabras,
sin instantes de mágicas emociones,
ni apegos de ternura en mi alma,
ni afectos de dulzura en mi corazón,
en esta soledad sin ti, sin tus palabras.
(Del Libro Luna de Guarne)
sepulcral silencio se apodera de la oscura noche,
recorriendo el frío y solitario sendero al alma,
corazón entristecido en sus palpitar,
penitente espíritu en soledad.
En la lobreguez de una candileja de esperanza,
taciturno el ser rememora momentos de alegrías pasadas,
de exiguas melancolías, de ternuras infinitas,
carente de tristezas, llenos de alborozos.
Sombríos misterios de esta ininteligible soledad,
carcomiendo los sentimientos atesorados en el alma,
conmiseración del corazón afligido,
enrarecido espíritu por esta añoranza.
Solitaria noche sin ti, sin tus palabras,
sin instantes de mágicas emociones,
ni apegos de ternura en mi alma,
ni afectos de dulzura en mi corazón,
en esta soledad sin ti, sin tus palabras.
(Del Libro Luna de Guarne)
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