Por: Carlos Chen Arciniegas
Estaré en el amanecer de tus días,
en el atardecer de tus horas,
en el recuerdo de tus noches,
siempre por ti y para ti.
Cuando la angustia tu alma inquiete,
si tu corazón palpita en la tristeza,
y las palabras se confundan con el silencio,
yo estaré ahí por ti y para ti.
Aun si la distancia nos separa,
si el cielo se tiñe de tormentoso gris,
y la noche oscurece el brillo de las estrellas,
yo estaré ahí por ti y para ti.
Y aun si el tiempo me acaba y la partida llega,
en el susurro del viento que acaricia tu piel,
que juguetea con tus cabellos y besa tus labios,
con la alegría del amor me has de encontrar,
con mi alma y mi corazón siempre por ti y para ti.
(Del Libro Luna de Guarne)
en el atardecer de tus horas,
en el recuerdo de tus noches,
siempre por ti y para ti.
Cuando la angustia tu alma inquiete,
si tu corazón palpita en la tristeza,
y las palabras se confundan con el silencio,
yo estaré ahí por ti y para ti.
Aun si la distancia nos separa,
si el cielo se tiñe de tormentoso gris,
y la noche oscurece el brillo de las estrellas,
yo estaré ahí por ti y para ti.
Y aun si el tiempo me acaba y la partida llega,
en el susurro del viento que acaricia tu piel,
que juguetea con tus cabellos y besa tus labios,
con la alegría del amor me has de encontrar,
con mi alma y mi corazón siempre por ti y para ti.
(Del Libro Luna de Guarne)
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