Por: Carlos Chen Arciniegas
Noche de San Juan, hogueras ardientes,
sentimientos encontrados, alegrías y nostalgias,
regocijo por contar con tu amistad hermosa,
tristeza porque estas, allá a lo lejos.
En el horizonte de la lejanía te busco,
allí donde se acaba el cielo,
en el infinito con sus millones de estrellas,
allí donde todo es luz y oscuridad,
Allí en los senderos sin recorrer,
sueño de eternidad difuso en el tiempo,
atardeceres de espacios temporales,
laberinto de noches de espera.
Con la inacabable fuerza de la esperanza,
cascada de plegarias silenciosas
en el templo de mi alma serena,
realidad de la armonía en mi corazón.
Sé que siempre he de encontrarte
aunque un abismo nos separe,
allá en lo profundo de mi alma,
en mi corazón, con tu inacabable ternura.
Soy tu amigo y estoy aquí para ti,
en las alegrías y en las tristezas,
para iluminar tu vida con raudales de luz,
por siempre junto a ti aun en la distancia.
(Del Libro Luna de Guarne)
Noche de San Juan, hogueras ardientes,
sentimientos encontrados, alegrías y nostalgias,
regocijo por contar con tu amistad hermosa,
tristeza porque estas, allá a lo lejos.
En el horizonte de la lejanía te busco,
allí donde se acaba el cielo,
en el infinito con sus millones de estrellas,
allí donde todo es luz y oscuridad,
Allí en los senderos sin recorrer,
sueño de eternidad difuso en el tiempo,
atardeceres de espacios temporales,
laberinto de noches de espera.
Con la inacabable fuerza de la esperanza,
cascada de plegarias silenciosas
en el templo de mi alma serena,
realidad de la armonía en mi corazón.
Sé que siempre he de encontrarte
aunque un abismo nos separe,
allá en lo profundo de mi alma,
en mi corazón, con tu inacabable ternura.
Soy tu amigo y estoy aquí para ti,
en las alegrías y en las tristezas,
para iluminar tu vida con raudales de luz,
por siempre junto a ti aun en la distancia.
(Del Libro Luna de Guarne)